Por qué es imprescindible leer Clàudia tiene la llave / La Clàudia té la clau
Hay libros que se leen con los ojos y hay cuentos que se leen con el alma. Clàudia tiene la llave —y su versión catalana La Clàudia té la clau— pertenece a esta segunda categoría: una obra benéfica profundamente simbólica que invita a abrir las puertas interiores que el miedo, la rutina o el dolor a veces mantienen cerradas.
Es mucho más que un cuento infantil. Es una fábula terapéutica que, con una narrativa delicada y un lenguaje lleno de metáforas, acompaña a niños y adultos en el reconocimiento de sus emociones y en la recuperación de la confianza en sí mismos. La protagonista, Clàudia, encarna la fuerza transformadora que todos llevamos dentro, esa pequeña llave que puede abrir los candados del corazón y devolvernos la capacidad de sentir, perdonar y crear.
El texto y las ilustraciones se entrelazan para generar una experiencia sensorial y emocional única: una historia que emociona, que cura, que reconcilia. Cada página es una invitación a mirar hacia dentro, comprender lo vivido y compartirlo con quienes amamos.
Los cuadernillos terapéuticos: una extensión viva del cuento
Acompañando al libro, los cuadernillos terapéuticos por edades son una herramienta extraordinaria para padres, educadores, terapeutas y familias.
- Para los más pequeños, los ejercicios de dibujo, juego y expresión ayudan a reconocer las emociones básicas —miedo, alegría, tristeza, enfado— y a traducirlas en palabras o colores.
- Para los adolescentes, las propuestas de escritura y reflexión abren un espacio seguro donde conectar con la identidad, la autoestima y la empatía.
- Para los adultos, se convierten en un espejo emocional: un lugar donde volver a la infancia, reconciliarse con el pasado y redescubrir la propia llave interior.
Estos cuadernillos invitan a dibujar, escribir, compartir y sanar juntos, convirtiendo la lectura en una experiencia terapéutica colectiva.
Una obra que deja huella
Leer Clàudia tiene la llave no solo emociona: transforma.
Porque cada lector encuentra en sus páginas algo distinto: una herida que empieza a cerrarse, una pregunta que se responde, o un recuerdo que, al fin, se ilumina.
Es un cuento para leer, sentir, trabajar y vivir.
Una llave simbólica que abre caminos hacia la comprensión, la ternura y la esperanza.